El Índice de Globalización Económica del KOF —que mide qué tan abierta hacia el mundo es la economía de un país— ubica a Chile durante los años 70 en una posición promedio respecto de sus vecinos en América Latina. Chile exportaba poco y los chilenos no podíamos acceder a productos de calidad de otros países, ya que nuestra economía estaba cerrada.

Sin embargo, durante los últimos 30 años, la apertura comercial y la firma de diversos Tratados de Libre Comercio permitieron el aumento de exportaciones e importaciones logrando posicionar a Chile como la economía latinoamericana más abierta hacia el mundo.

Debido a esta apertura comercial es que miles de emprendedores chilenos han podido vender sus productos en mercados internacionales a precios más altos y en cantidades más grandes, beneficiando a toda la economía local relacionada. A su vez, los chilenos hemos podido acceder a diversos productos, de mejor calidad y a precios más bajos.