La dolarización no es una buena política para países donde existe un Banco Central efectivamente autónomo, un Estado responsable con sus gastos y un mercado financiero desarrollado. Sin embargo, en países donde el Banco Central no es autónomo y financia constantemente los gastos excesivos del Estado, la inflación se descontrola perjudicando a los más pobres.

Después de décadas intentando tener cuentas fiscales responsables y un Banco Central autónomo, Ecuador y Argentina tomaron diferentes caminos. Ecuador dolarizó y Argentina sigue con su moneda propia. Ecuador logró controlar la inflación y ha tenido más de 20 años de mayor crecimiento y mayor estabilidad económica que Argentina a pesar de que ha enfrentado peores términos de intercambio, ha sufrido las mismas crisis económicas como la del 2008 y la del COVID, y ha tenido gobiernos populistas como el del presidente Rafael Correa, similar a Hugo Chávez.

Aunque dolarizar es, en algún sentido, poner una camisa de fuerza para los ajustes de la economía, Ecuador ha sorteado mejor los últimos 20 años que Argentina. La dolarización ha sido catalogada, incluso, como una de las razones fundamentales por las que Ecuador no se convirtió Venezuela al imponerle restricciones a su presidente Correa. Argentina, por el contrario, con moneda propia, ha tenido una economía que ha sufrido más con las crisis y se ha recuperado más lento durante los auges económicos, ha aumentado su pobreza y, hasta el día de hoy, ha tenido una inflación absolutamente descontrolada que a fines del 2023 será de alrededor de 180%.