Entre los años 2006 y 2015, Chile mejoró la calidad de su educación 3,7% en lectura, 2,8% en matemáticas y 2% en ciencias.  

Sin embargo, las constantes interrupciones de las clases por paros de estudiantes y profesores, la falta de autonomía de las escuelas, y los efectos negativos de la pandemia —que, sorprendentemente, afectaron más al desempeño promedio de la OECD y la UE que al de Chile—  podrían ser algunas explicaciones del retroceso que experimentan los estudiantes chilenos en su desempeño: entre 2015 y 2022, la calidad de la educación en Chile se redujo 2,3% en lectura, 2,6% en matemáticas y 0,8% en ciencias. 

Aunque nuestro desempeño en PISA 2022 nos mantiene como el país con el mejor desempeño escolar en América Latina, aún estamos muy lejos de calidad educativa de los países que admiramos como Suiza y Nueva Zelanda. 

Un desempeño educativo decreciente en nuestras escuelas podría traducirse en una menor productividad laboral cuando los estudiantes de hoy consigan trabajos en el futuro y, por ende, menores ingresos para los chilenos. 

El deteriorado estado de la educación chilena en la actualidad demuestra que los discursos igualitaristas y la reforma educacional de Bachelet II no han logrado mejorar la calidad, sino que la han empeorado. 

Las más de 70 semanas que los colegios estuvieron cerrados durante la pandemia —medida que fue bulliciosamente defendida por el Frente Amplio y el Colegio de Profesores— provocaron una fuerte caída en los resultados del SIMCE 2022. El bajo desempeño académico, sumado a la creciente deserción escolar y a la baja asistencia a clases pavimentan el camino hacia una menor realización personal y sueldos bajos en el futuro para los niños de hoy. 

Aunque en 2012 los adultos chilenos ya mostraban graves deficiencias de habilidades funcionales respecto a países desarrollados (PIACC 2012), poco y nada hemos hecho para revertir esta situación. Así, muchas políticas públicas pensadas para “ayudar”, han terminado priorizando la educación de los más grandes y universitarios en desmedro de la educación temprana, la cual ha demostrado ser un factor crucial en el desarrollo de las personas y en la movilidad social.