Comparado con el resto de Latinoamérica, Chile ha llevado un ejemplar manejo fiscal durante los últimos 30 años. Debido a esto, Chile ha podido mantener su nivel de deuda bajo control, lo que le ha permitido endeudarse a tasas de interés bajas. Sin embargo, en los últimos años, la tendencia de la deuda ha ido en aumento, mientras que la credibilidad y capacidad de pago han descendido. 

Más aún, desde el 2013, el fisco chileno ha cerrado sus balances con un déficit. En los últimos 2 años, este déficit se ha más que triplicado, teniendo Chile que aumentar su endeudamiento y gasto en pago de intereses. Además, en 2019, Chile dejó de ser el país con las tasas más bajas de América Latina –posición que había mantenido desde 1999–, perdiendo, a su vez, la categoría del país menos riesgoso para invertir en la región. 

Si bien aún estamos en buenas condiciones fiscales, el actual gobierno deberá prestar especial atención a los niveles de gasto y deuda, para así no caer en la trampa de financiar la deuda actual con más deuda a futuro.