A fines de 2023, los chilenos que se atienden en el sistema público de salud y que no están en el régimen general de Garantías Explícitas de Salud (GES) debían esperar, en promedio, cerca de 1 año para tener una consulta con un médico especialista y 1 año con 3 meses para intervenciones quirúrgicas. Aunque la espera ha disminuido desde sus máximos en 2021, sigue siendo mayor que antes de la pandemia en promedio. El caso es el mismo para las cirugías selectivas (no urgentes) que financia el sistema público. Así, el colapso de las listas de espera se traduce en un incremento en el número de quienes fallecen esperando, que si bien ha disminuido respecto del período afectado por la pandemia, sigue siendo 34% más alto que en 2019.
El largo de las listas de espera se debe a múltiples factores relacionados a una baja productividad del sistema público en general, tal como ha explicado la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad. El Estado, además, ha tomado medidas positivas como la expansión del horario de atención médica y la habilitación de quirófanos. Sin embargo, una de las causantes relevantes de los exagerados tiempos de espera es el nivel de ausentismo que tienen los trabajadores del sistema público de salud: 20% más que el empleado público promedio y 130% más que empleados privados.
Los chilenos en general tienen un gran incentivo a solicitar licencias médicas porque reciben —por ley— el 100% de su remuneración durante el período ausente que considera la OCDE. Ese no es el caso de la mayoría de países desarrollados. Esto resultó en que, entre 2011 y 2022, el gasto público en pago de licencias médicas (a través de Fonasa) aumentara 2,6 veces en relación con el PIB, mientras que el gasto privado (Isapres) aumentó 1,9 veces.
Con un aumento del 230% en el gasto público en salud por persona entre 2000 y 2022, el Estado de Chile se ha convertido en uno de los países Latinoamericanos que más recursos destina a este sector. A pesar de ello, la productividad se ha estancado en los últimos años, como se ve reflejado por el largo de las listas de espera y número de fallecidos esperando atención.